
Ponen en riesgo la salud, la capa de ozono y cualquier intento de frenar la crisis climática.
Además del evidente riesgo de contaminación de los suelos en el caso de la industria agroganadera o la pérdida de masa forestal cuando hablamos de biomasa, existe una contaminación atmosférica causada principalmente por el óxido nitroso (N₂O), que es 270 veces más potente que el dióxido de carbono en términos de calentamiento global y que tiene unos efectos serios sobre el ozono.
El estiércol y el uso de fertilizantes nitrogenados en la agricultura -en muchos casos para producir alimentos para el ganado- son la principal causa de las emisiones, pero también la quema de madera y de biomasa, que además de provocar contaminación de forma directa puede generar reacciones indeseadas con otros gases en la atmósfera, a través de lo que vulgarmente se llama lluvia ácida.
Ecologistas Zamora advierte que tras los últimos informes realizados a petición de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se ha producido un alarmante aumento de las emisiones en 2024, no solo de CO₂ y de metano sino también de óxido nitroso, un factor que podría estar directamente relacionado con el exponencial crecimiento de la ganadería industrial, los incendios forestales y el regreso generalizado a prácticas decimonónicas como el uso de biocombustibles para producción de calor.
Los efectos sobre la salud de este gas son bien conocidos, en especial sobre las vías respiratorias, pero también existen riesgos sobre el sistema nervioso, el sistema cardiovascular y el cerebro, y podría causar diversos tipos de cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud, este gas está asociado a millones de muertes prematuras en el mundo.
Teniendo en cuenta estas advertencias, Ecologistas Zamora hace un llamamiento a las administraciones, en especial a la Junta de Castilla y León, para que se responsabilicen de las autorizaciones que se están concediendo, teniendo en cuenta los graves efectos que conllevan.
Para esta organización, resulta totalmente incoherente, anacrónico e insensato el conceder una detrás de otra autorizaciones para granjas de explotación animal, así como fomentar campañas de implantación de industrias de producción de biometano a partir de residuos vegetales o animales, o llevar a cabo un plan de desarrollo de centrales para la incineración de biomasa -tal y como previsiblemente se pretende realizar en la ciudad de Zamora-. Todo esto es un suma y sigue dentro de una política que solo puede calificarse como suicida.
Ante esta preocupante situación, Ecologistas Zamora solicita una reflexión a los organismos públicos para que frenen los impulsos desarrollistas que solo benefician a determinados intereses económicos particulares, y para que informen sobre las consecuencias de esta mal llamada «economía circular» y falsamente «verde» que pretende desarrollarse sin control, de espaldas a la ciudadanía y en contra de los principios generales de lucha contra el cambio climático.
